Vivir en el Casco Antiguo, un estilo de vida
Por Anabela Fábrega Gerente General de Compañía Inmobiliaria San Felipe
Cuando hablamos de estilo de vida nos referimos a un conjunto de costumbres, hábitos, gustos, y valores que una persona práctica. ¡Y qué puede influir más en tu estilo de vida que el entorno en el cual te desenvuelves! El lugar que escoges para vivir y/o trabajar te define en gran medida, y es por esto que es importante que escojas uno que resuene contigo, y te haga feliz.
Después de más de 20 años de haber trabajado, vivido y vacacionado en el Casco Antiguo, me identifico plenamente con el estilo de vida que este lugar ofrece, y reconozco además a aquellas personas que lo buscan y aprecian, tan pronto entran por la puerta de mi oficina.
El residente de Casco, es normalmente una persona educada, con una gran sensibilidad y aprecio por lo tradicional e histórico, el arte, la cultura y la gastronomía. Es una persona sofisticada pero que aprecia la diversidad, por lo que gusta de vivir en un lugar que conserva sus raíces y donde residen personas de distintas culturas.
Nuestros clientes gustan de caminar por las románticas calles del Casco, y parar para tomarse un café, una copa de vino, o escuchar jazz en el club de la Plaza. Viven en menos metros, pero sus apartamentos se sienten más amplios por la doble altura del techo, los balcones, y los muros de calicanto donde exhiben con orgullo una valiosa obra de arte. Por esto no les importa pagar más, porque es parte de lo rico de vivir en el Casco. Para movilizarse prefieren un carro pequeño, una motocicleta, o usan el transporte público, ya que apuestan por un mundo menos complicado, y más amigable con el medio ambiente.
Gustan de participar en actividades comunitarias para promover el arte y la cultura en el barrio, y tienen amigos de distintas nacionalidades que viven en el área, y con quienes comparten sus intereses. Con ellos se reúnen con frecuencia en los originales cafés, bares y restaurantes. Estos lugares además son sitios con ambientes acogedores que cuentan historias, y donde provoca quedarse a conversar más tiempo que en otros lugares de la ciudad.
Mis vecinos y amigos del Casco compran además sus regalos en la tienda de artesanías que abrió en la Avenida A, el vino y el queso en la bodega de la Calle José de Obaldía, y en fin son entusiastas de cualquier emprendimiento que se inicie en el barrio porque creen fielmente en él, y su futuro como destino cultural y turístico. Y es que para ellos es cuestión de tiempo: el barrio histórico del país no puede sino moverse hacia adelante y volverse cada vez más interesante, ya que es irrepetible.
Mis clientes, amigos y vecinos del Casco, llevan vidas agradables y entusiastas porque viven y crean aquí un estilo de vida interesante, logrando participar en aquellas actividades que los hacen más felices. Todo esto como parte de su cotidianidad, mientras contribuyen a la transformación y valorización de uno de los barrios históricos con mayor riqueza arquitectónica, e histórica de Latinoamérica.
